¿Dónde estás, Amor errante?
¿En qué atajo de
anhelos falsos
sin luna ni
estrellas te perdiste?
Te rebusqué por todos los rincones
del cielo desgarrado, del ensueño viudo,
de los instantes rotos, del ocaso
incandescente que todavía arde
desde que juntos le prendimos el fuego.
Seguí buscándote infructuosamente
en las metáforas primaverales,
en la escarcha del prosaico invierno,
en el espacio de ondas navegables
(el que nos trata como pececillos
deliberadamente atrapados en las redes).
No te hallaba por ninguna parte,
aun dudé si existías.
Pero luego te encontré en mis latidos,
esos pasitos vulnerables del reloj caduco
que marca el horario como mejor puede
y siempre se avería en aquel momento,
cuando parece que por fin la vida
haya vencido la muerte.
Elén Kalintchenko Taller Creativo
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