Mis tremendos amores
He amado ojos extraños
He amado ojos extraños
que no distinguían los colores mundanos,
sin embargo me conquistaron
con su luz sideral de profusos matices.
He amado tierras soberbias
con sus tradiciones y leyes teñidas
de absurdas rutinas polícromas,
cuya gente anémica reivindicaba
en las calles pintadas con su propia sangre
libertad de llevar con honor los grilletes
y derecho a no sucumbir de hambre.
He amado lo que no existe,
pero tiene su legendario nombre:
como los imposibles sueños
que pretenden salvar el mundo,
o esos fantasmas que se creen vivos
y a su antojo manipulan nuestro destino,
o como la poesía hermosa
(la más predilecta e intangible de todos)
que inspira las reflexiones del alma
y nos tienta con sus dedos sublimes
mientras no permite que la manoseen.
He amado y sigo amando,
por lo visto es mi cruz innegable:
regalar el amor a cualquiera.
¿Lograré acaso
que alguno me ame de veras?
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